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sábado, 22 de enero de 2011

Si me llamara Ana.

Si leyendo en el tren una tarde de enero se cruzara una sombra arrastrando un cuerpo ,apenas con vida, sosteniendo una mochila,azul, yo...
daría vuelta la página sin ver.
Pero la sombra implacable se pegaría al estribo, muy cerca de la puerta y me taparía la luz, y hasta que la luz vuelva, le daría don de ser a quien proyecta esa sombra.
Le daría un espacio y reconocería ese hecho como una señal.

Tambien podría llamarme Ana.
Y no estar allí...

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